Cuando quieres aumentar la producción de tu huerto orgánico y no quieres utilizar nada artificial (pues dejaría de ser orgánico…), los fertilizantes naturales pueden llegar al rescate. El problema es que, a diferencia de los artificiales, necesitan algo de preparación, o pueden causar varios problemas, y graves, a las plantas.
¿Quién puede olvidar el penetrante olor del orín de gato? Esto porque está cargado de amoniaco (al igual que el de los perros y el tuyo) y éste es uno de los compuestos más tóxicos para la naturaleza. ¡Changos! Y yo que pensé que tener un perro o un gato dejando sus “regalitos” en las plantas era algo bueno… Y lo es, solo que el amoniaco necesita convertirse en nitratos, que son los verdaderos fertilizantes de las plantas.
Esto ocurre de manera natural por medio de los pequeños grandes que meten ruido en todos lados: las bacterias. En este caso, existen bacterias benéficas (para todo mundo) que se alimentan de amoniaco, dejando varios residuos que otro tipo de bacterias consumen hasta dejar los nitratos que serán consumidos por las plantas.
Así que puede pasar que si tomas estiércol puro y lo avientas a las plantas, al otro día estén todas secas. En una ocasión un amigo llevó al perro de la familia, un Gran Danés, a su casa de la ciudad mientras sus papás se iban de vacaciones. El tenía un patio tan chico que apenas cabía el perro. Estuvo una semana y lo llevó de regreso. El poco jardín que tenía no podía estar más amarillo por las plantas que se secaron. La razón es que era demasiado para ese pedazo tan pequeño.
Es por esto que el fertilizante debe dejarse un tiempo para que se estabilice y el amoniaco se convierta en nitratos que las plantas puedan utilizar. Si llegas a tener basura orgánica, restos de plantas o estiércol, primero hay que procesarlo antes de ponérselo a tus plantas.
Tampoco es tan grave; si así fuera, todas las plantas ya se habrían muerto, pero en un ambiente contenido y limitado como tu huerto orgánico sí puede haber consecuencias, así que cuidado con aventar todo a lo loco. Tener un huerto propio es fácil, pero no hay que dejarlo al “hay se va”.
Tener un huerto orgánico es fácil. Descubre como puedes mejorar tu casa y tu alimentación.
jueves, 6 de agosto de 2009
martes, 4 de agosto de 2009
El Fertilizante Orgánico
Aunque dejar que la naturaleza siga su curso te dará lo más “natural” que puedas lograr, a veces no está de más darle una ayudita. Aunque las plantas sean muy buenas, les pongas mucho amor, les hables y les cantes y las riegues a cada rato, van a existir algunos elementos que no van a estar presentes en el suelo o que ya se agotaron debido a la carga de plantas que tengas.
Cuando esto sucede, la gran mayoría de las personas toma acción de inmediato: corre a la primera tienda de departamentos y compra un fertilizante artificial, de los que hay tantos. Aunque estos fertilizantes químicos tienen la capacidad de hacer crecer las plantas como si las estiraran, también tienen algunos problemas, como la contaminación del agua en el subsuelo y el exceso de algunos componentes que puede hacer que el suelo se haga tóxico para algunas plantas.
¿Que mejor que lo natural? Puedes conseguir algunos fertilizantes naturales en las tiendas, tales como el humus de lombriz, el abono de borrego y muchos otros. El problema con estos es que el precio a veces está bastante inflado por ser “orgánico” y no sabes realmente si es tan natural como dicen.
Por fortuna, elaborar fertilizante orgánico no es una labor difícil, aunque puede llegar a ser un poco olorosa. Existen varias maneras de hacer un “té” que le de a las plantas lo que necesitan, especialmente utilizando estiércol de herbívoros, que es rico en nitrógeno. Si tomas una porción de estiércol y la diluyes en agua solo hay que esperar un par de semanas para que esté listo un fertilizante líquido que servirá para tus plantas.
La composta también puede crear humus, generado por las bacterias benéficas que están presentes en el suelo. En condiciones normales, la “basura” que quitas del jardín se reciclaría para regresar al suelo lo que las plantas toman. Las bacterias degradan los componentes del materia orgánica hasta dejar solo los minerales, que es lo que utilizaron las plantas, juntos con la luz del sol y el dióxido de carbono, para crear sus tejidos. Como los jardines se ven feos con hojas, las barremos y tiramos, por lo que dejamos al suelo sin sus nutrientes.
Existen muchas maneras de hacer fertilizante naturales, pero en la ciudad puede llegar a ser complicado por el espacio y los olores que a veces pueden generarse. Sin embargo, con un poco de investigación e imaginación, puedes evitar problemas con los vecinos y además tener tu huerto orgánico con mejores rendimientos que los demás. En futuras entradas verás algunas maneras de hacer tu propio fertilizante sin muchos problemas.
Cuando esto sucede, la gran mayoría de las personas toma acción de inmediato: corre a la primera tienda de departamentos y compra un fertilizante artificial, de los que hay tantos. Aunque estos fertilizantes químicos tienen la capacidad de hacer crecer las plantas como si las estiraran, también tienen algunos problemas, como la contaminación del agua en el subsuelo y el exceso de algunos componentes que puede hacer que el suelo se haga tóxico para algunas plantas.
¿Que mejor que lo natural? Puedes conseguir algunos fertilizantes naturales en las tiendas, tales como el humus de lombriz, el abono de borrego y muchos otros. El problema con estos es que el precio a veces está bastante inflado por ser “orgánico” y no sabes realmente si es tan natural como dicen.
Por fortuna, elaborar fertilizante orgánico no es una labor difícil, aunque puede llegar a ser un poco olorosa. Existen varias maneras de hacer un “té” que le de a las plantas lo que necesitan, especialmente utilizando estiércol de herbívoros, que es rico en nitrógeno. Si tomas una porción de estiércol y la diluyes en agua solo hay que esperar un par de semanas para que esté listo un fertilizante líquido que servirá para tus plantas.
La composta también puede crear humus, generado por las bacterias benéficas que están presentes en el suelo. En condiciones normales, la “basura” que quitas del jardín se reciclaría para regresar al suelo lo que las plantas toman. Las bacterias degradan los componentes del materia orgánica hasta dejar solo los minerales, que es lo que utilizaron las plantas, juntos con la luz del sol y el dióxido de carbono, para crear sus tejidos. Como los jardines se ven feos con hojas, las barremos y tiramos, por lo que dejamos al suelo sin sus nutrientes.
Existen muchas maneras de hacer fertilizante naturales, pero en la ciudad puede llegar a ser complicado por el espacio y los olores que a veces pueden generarse. Sin embargo, con un poco de investigación e imaginación, puedes evitar problemas con los vecinos y además tener tu huerto orgánico con mejores rendimientos que los demás. En futuras entradas verás algunas maneras de hacer tu propio fertilizante sin muchos problemas.
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